jueves, 15 de marzo de 2012

LOS PRIMEROS CAMIONES ATMOSFERICOS

El hombre primitivo hacía sus necesidades al aire libre y en cualquier lugar. Lo hacía naturalmente, en cuclillas.

Este hombre enseguida comprobó que la corriente de ríos y arroyos podía arrastrar y hasta diluir sus propios excrementos, con lo que convirtió a esos cursos de agua en su “lugar de necesidad”.
Cuando se hizo sedentario, el baño higiénico y refrescante comenzó a ser más frecuente. Entonces debió preservar el lugar donde bebía y se zambullía para evitar la contaminación.

Llegó un momento en que las comunidades levantaron caseríos y villas, y luego pueblos y ciudades. Fue cuando apareció la calle indecorosa donde todos concurrían a agacharse (o sea, en la calle). Después apareció una letrina muy rudimentaria: un pozo que podía alcanzar los dos metros de profundidad, con una piedra horadada encima. Con el tiempo le fue agregada una precaria casilla de madera para mantener la privacidad de esas actividades y proteger a sus protagonistas de las inclemencias del tiempo.


Los pozos cavados “hasta el agua” (hasta las napas) propiciaban que la naturaleza hiciera lo suyo. Cuando uno de ellos llegaba a su punto de saturación, era cegado para abrirse otro en un lugar cercano.


En determinado momento se mandó revocarlos interiormente con cemento hidrófugo, con el propósito de evitar filtraciones que contaminaran los pozos de agua potable. Buenos Aires reglamentó esta medida durante la gran epidemia de fiebre amarilla de 1871. Entonces no hubo más remedio que vaciarlos periódicamente, primero mediante un sistema precario que se valía de cubos y toneles, el nauseabundo “sistema de baldeo”; y luego por el “sistema atmosférico” que introdujo las bombas de aspiración. Ambos vertían todo en bañados, riachos y vaciaderos.


La primera empresa de carros atmosféricos legalmente constituida que operó en Buenos Aires fue la de Crudo, Zambelli y Cía., que en 1870 realizaba la tarea con una escasa flota de vehículos de tracción equina. Comenzó a trabajar a buen ritmo atendiendo los pedidos de particulares y organismos oficiales. En febrero de aquel año, por ejemplo, fue convocada para que limpiara, “valiéndose del atmosférico, las letrinas del Hospital Italiano, ocupado hoy por los heridos y enfermos del Ejército Argentino”. Eran los tiempos de la guerra con el Paraguay.


Metejon de Barrio

Hacete amigo en Facebook!   Metejon de Barrio 

1 comentario:

  1. que genial!! estaria bueno unas fotitos de esos carros primitivos !! saludos buenisimo el blog

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LOS PRIMEROS CAMIONES ATMOSFERICOS

El hombre primitivo hacía sus necesidades al aire libre y en cualquier lugar. Lo hacía naturalmente, en cuclillas.

Este hombre enseguida comprobó que la corriente de ríos y arroyos podía arrastrar y hasta diluir sus propios excrementos, con lo que convirtió a esos cursos de agua en su “lugar de necesidad”.
Cuando se hizo sedentario, el baño higiénico y refrescante comenzó a ser más frecuente. Entonces debió preservar el lugar donde bebía y se zambullía para evitar la contaminación.

Llegó un momento en que las comunidades levantaron caseríos y villas, y luego pueblos y ciudades. Fue cuando apareció la calle indecorosa donde todos concurrían a agacharse (o sea, en la calle). Después apareció una letrina muy rudimentaria: un pozo que podía alcanzar los dos metros de profundidad, con una piedra horadada encima. Con el tiempo le fue agregada una precaria casilla de madera para mantener la privacidad de esas actividades y proteger a sus protagonistas de las inclemencias del tiempo.


Los pozos cavados “hasta el agua” (hasta las napas) propiciaban que la naturaleza hiciera lo suyo. Cuando uno de ellos llegaba a su punto de saturación, era cegado para abrirse otro en un lugar cercano.


En determinado momento se mandó revocarlos interiormente con cemento hidrófugo, con el propósito de evitar filtraciones que contaminaran los pozos de agua potable. Buenos Aires reglamentó esta medida durante la gran epidemia de fiebre amarilla de 1871. Entonces no hubo más remedio que vaciarlos periódicamente, primero mediante un sistema precario que se valía de cubos y toneles, el nauseabundo “sistema de baldeo”; y luego por el “sistema atmosférico” que introdujo las bombas de aspiración. Ambos vertían todo en bañados, riachos y vaciaderos.


La primera empresa de carros atmosféricos legalmente constituida que operó en Buenos Aires fue la de Crudo, Zambelli y Cía., que en 1870 realizaba la tarea con una escasa flota de vehículos de tracción equina. Comenzó a trabajar a buen ritmo atendiendo los pedidos de particulares y organismos oficiales. En febrero de aquel año, por ejemplo, fue convocada para que limpiara, “valiéndose del atmosférico, las letrinas del Hospital Italiano, ocupado hoy por los heridos y enfermos del Ejército Argentino”. Eran los tiempos de la guerra con el Paraguay.


Metejon de Barrio

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  1. que genial!! estaria bueno unas fotitos de esos carros primitivos !! saludos buenisimo el blog

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