sábado, 3 de marzo de 2012

OFICIOS EN EXTINCION: EL CALESITERO

La palabra Carrusel tiene sus orígenes en el idioma italiano ¨Garosello¨ y en español ¨Carosela¨ y significa primera batalla.
Así se llamaba un ejercicio de entrenamiento para combate que practicaban los turcos y árabes allá por el año 1100 y que reforzaba la preparación de los jinetes para la batalla al atacar con espada de madera a muñecos que representaban al enemigo.
La idea es llevada a los reyes y señores de Europa por los cruzados y se construyeron y mantuvieron en secreto dentro de los castillos para entrenar jinetes.
Con el paso de los años se instalan pequeños carruseles en jardines privados de la realeza para entretenimiento.

Según los estudiosos, el invento llegó a Europa en 1673, cuando Rafael Folyarte registró la primera patente en Inglaterra. La bautizó merry go round (algo así como “vueltas alegres”). El juego se propagó por Francia, siendo exclusivo de la aristocracia. En España se lo conoció como “Tiovivo”.


En 1870, Pascual, Miguel y Domingo Lasalvia decidieron dejar Italia, para alegrar a los niños de Argentina.
Luthiers de profesión, estos hermanos fueron los pioneros en la construcción de calesitas. Ya instalados en este país fabricaron organitos con música. Asi que los hermanos tuvieron una idea: formar una empresa para la construcción y explotación de carruseles con música de organitos. La empresa se llamó Cuma -Carruseles Ultramodernos Argentinos Lasalvia. En 1943 nació la primera calesita Argentina construida por encargo para la firma Secualino Hnos.

Secualino Hnos. encargó al tallista Ríspoli la decoración de la calesita, quien ejecutó figuras corpóreas como caballos en exposición, leones y burros. Además talló en 12 biombos de cedro policromado temas circenses y el cuento de los Tres chanchitos y el Lobo feroz. La primera calesita Argentina comenzó a funcionar en un terreno baldío, situado en la esquina de Hidalgo y Rivadavia.

La sortija al parecer, también es un invento argentino. Según cuentan los viejos calesiteros, la idea fue tomada del campo, donde un jinete, ensarta en la punta de una vara, una sortija (aro) que cuelga de una cinta a determinada altura.

Dicen que no hay días más tristes para los calesiteros que los de lluvia. Porque extrañan el ritual del suave girar de los caballos de madera, la sortija y las expresiones fascinadas de los chicos. Un ritual que repiten desde hace décadas, pero que no pierde su encanto.

Metejon de Barrio.

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sábado, 3 de marzo de 2012

OFICIOS EN EXTINCION: EL CALESITERO

La palabra Carrusel tiene sus orígenes en el idioma italiano ¨Garosello¨ y en español ¨Carosela¨ y significa primera batalla.
Así se llamaba un ejercicio de entrenamiento para combate que practicaban los turcos y árabes allá por el año 1100 y que reforzaba la preparación de los jinetes para la batalla al atacar con espada de madera a muñecos que representaban al enemigo.
La idea es llevada a los reyes y señores de Europa por los cruzados y se construyeron y mantuvieron en secreto dentro de los castillos para entrenar jinetes.
Con el paso de los años se instalan pequeños carruseles en jardines privados de la realeza para entretenimiento.

Según los estudiosos, el invento llegó a Europa en 1673, cuando Rafael Folyarte registró la primera patente en Inglaterra. La bautizó merry go round (algo así como “vueltas alegres”). El juego se propagó por Francia, siendo exclusivo de la aristocracia. En España se lo conoció como “Tiovivo”.


En 1870, Pascual, Miguel y Domingo Lasalvia decidieron dejar Italia, para alegrar a los niños de Argentina.
Luthiers de profesión, estos hermanos fueron los pioneros en la construcción de calesitas. Ya instalados en este país fabricaron organitos con música. Asi que los hermanos tuvieron una idea: formar una empresa para la construcción y explotación de carruseles con música de organitos. La empresa se llamó Cuma -Carruseles Ultramodernos Argentinos Lasalvia. En 1943 nació la primera calesita Argentina construida por encargo para la firma Secualino Hnos.

Secualino Hnos. encargó al tallista Ríspoli la decoración de la calesita, quien ejecutó figuras corpóreas como caballos en exposición, leones y burros. Además talló en 12 biombos de cedro policromado temas circenses y el cuento de los Tres chanchitos y el Lobo feroz. La primera calesita Argentina comenzó a funcionar en un terreno baldío, situado en la esquina de Hidalgo y Rivadavia.

La sortija al parecer, también es un invento argentino. Según cuentan los viejos calesiteros, la idea fue tomada del campo, donde un jinete, ensarta en la punta de una vara, una sortija (aro) que cuelga de una cinta a determinada altura.

Dicen que no hay días más tristes para los calesiteros que los de lluvia. Porque extrañan el ritual del suave girar de los caballos de madera, la sortija y las expresiones fascinadas de los chicos. Un ritual que repiten desde hace décadas, pero que no pierde su encanto.

Metejon de Barrio.

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