viernes, 9 de marzo de 2012

Porteños de Antaño: EL OLVIDADO SEÑOR OCHOA 

Un tal Burgos era dueño de las tierras aledañas al Riachuelo en la zona de Pompeya cercana al Riachuelo. Este señor cruzaba en bote a todo aquel que le pagara. 

Tiempo después, en 1855, un español llamado Enrique Ochoa y dueño de un saladero de la zona, ofrecería levantar un puente de mampostería a cambio de cobrar “peaje”.

Era una obra de gran envergadura en aquel momento, por la técnica de avanzada que se recurrió para su erección.
Se desvió el agua, se usaron bombas de achique de madera con válvulas de cuero y se asentaron los pilares sólidamente sobre el fondo de tosca. Pero apenas pudo terminarse y la creciente de una tormenta de Santa Rosa arrasó con el puentecillo. Solo duró medio año.

Sin embargo, como buen empresario que era, don Enrique Ochoa no se dio por vencido y encaró la obra de un segundo puente.
Pero en vano resultaron los esfuerzos y el cambio de diseño: la creciente del año siguiente se llevó también este segundo puente de Ochoa, que nunca llegó a usarse.

Ofuscado, Ochoa encaró la realización de un tercer puente.

Dejó de lado la mampostería e hizo traer del Chaco y Formosa vigas largas de excelente madera de urunday, lapacho y quebracho colorado para tender sobre las aguas unos grandes tablones.

Habilitado en 1859, este puente particular pero librado al uso público mediante cobro de peaje, resistió durante años el paso de carros y jinetes, de tropas y hacienda en pie. En 1885 el gobierno federal lo compró por 28.170 pesos, y el puente como tal continuó prestando servicios hasta 1910 cuando fue reemplazado por otro, de mampostería y madera, sustituido a su vez en 1938 por el actual paso.

Cabe mencionar que durante el brindis de inauguración del tercer puente, el señor Ochoa, del cual hemos estado hablando largo y tendido, propuso que la obra llevara el nombre de su amigo el Dr. Valentín Alsina. 

Poco recordado, el Señor Ochoa, inició uno de los emprendimientos de capital privado más imponentes de finales del 1800 y gracias a su idea, al puente Uriburu ... hoy seguimos llamándolo Alsina.

Metejon de Barrio

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viernes, 9 de marzo de 2012

Porteños de Antaño: EL OLVIDADO SEÑOR OCHOA 

Un tal Burgos era dueño de las tierras aledañas al Riachuelo en la zona de Pompeya cercana al Riachuelo. Este señor cruzaba en bote a todo aquel que le pagara. 

Tiempo después, en 1855, un español llamado Enrique Ochoa y dueño de un saladero de la zona, ofrecería levantar un puente de mampostería a cambio de cobrar “peaje”.

Era una obra de gran envergadura en aquel momento, por la técnica de avanzada que se recurrió para su erección.
Se desvió el agua, se usaron bombas de achique de madera con válvulas de cuero y se asentaron los pilares sólidamente sobre el fondo de tosca. Pero apenas pudo terminarse y la creciente de una tormenta de Santa Rosa arrasó con el puentecillo. Solo duró medio año.

Sin embargo, como buen empresario que era, don Enrique Ochoa no se dio por vencido y encaró la obra de un segundo puente.
Pero en vano resultaron los esfuerzos y el cambio de diseño: la creciente del año siguiente se llevó también este segundo puente de Ochoa, que nunca llegó a usarse.

Ofuscado, Ochoa encaró la realización de un tercer puente.

Dejó de lado la mampostería e hizo traer del Chaco y Formosa vigas largas de excelente madera de urunday, lapacho y quebracho colorado para tender sobre las aguas unos grandes tablones.

Habilitado en 1859, este puente particular pero librado al uso público mediante cobro de peaje, resistió durante años el paso de carros y jinetes, de tropas y hacienda en pie. En 1885 el gobierno federal lo compró por 28.170 pesos, y el puente como tal continuó prestando servicios hasta 1910 cuando fue reemplazado por otro, de mampostería y madera, sustituido a su vez en 1938 por el actual paso.

Cabe mencionar que durante el brindis de inauguración del tercer puente, el señor Ochoa, del cual hemos estado hablando largo y tendido, propuso que la obra llevara el nombre de su amigo el Dr. Valentín Alsina. 

Poco recordado, el Señor Ochoa, inició uno de los emprendimientos de capital privado más imponentes de finales del 1800 y gracias a su idea, al puente Uriburu ... hoy seguimos llamándolo Alsina.

Metejon de Barrio

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