lunes, 29 de octubre de 2012

CRIMINALES PORTEÑOS:  MARÍA "LA PELADA"

A fines del 1800, la zona del parque Las Heras en Palermo era una tierra bastante agreste, en donde comenzaban a aparecer los primeros ranchos, entre los quemaderos de basura, mataderos, zanjones y pajonales. Esta tierra, cercana al cementerio del Norte y a la Penitenciaría fue conocida comunmente como "La Tierra del Fuego".

En esa zona comenzaron a instalarse los primeros boliches, mezcla de pulperías y bailongos. Vagos, malvivientes y "turrias" (prostitutas), eran los pobladores habituales de esa zona de Buenos Aires. Para demostrar la procedencia brava, el dicho popular era "Hagase a un lao, se lo ruego, que soy de la Tierra' el Fuego". Era una especie de aviso a quien se cruzara, para que después de muerto, uno no se venga a quejar...

Habiendo puesto en contexto, nuestra historia se remonta al 18 de marzo de 1899, en donde los diarios informan sobre el hallazgo de un cadáver. María Isabel Pardo, lavandera, denunció haber visto el cuerpo de un hombre flotando en la orilla. 

El cadáver estaba desnudo y la policía comprobó que presentaba 11 puñaladas, pero una de ellas parecía ser la más desgarradora, de 15 centímetros que dejaba en descubierto las vísceras. La víctima sería "un alcoholista degenerado" según los diarios de época.

La testigo confesó haber estado con su pareja y el muerto. Aparentemente los tres habrían caminado hasta el río, lugar en donde su novio por celos habría descuartizado al ebrio.

Tiempo después de este hecho, el 12 de diciembre de ese mismo año, se lee en el diario La Nación, la crónica de una persona que merodeaba Palermo, que había perdido el uso de la palabra, y que presentaba al parecer una lesión pequeña en la cabeza. Un policía encuentra a esta persona y la traslada a una farmacia cercana en donde muere. Detienen a un hombre llamado Gabino Delgado, quien había frecuentado al muerto junto con "una mujer", y que tenía antecedentes de golpear a sus víctimas en la cabeza con un garrote.

El comisario, relacionó ambos crímenes. En ambos crímenes participaban 2 hombres y una prostituta. En ambos casos caminaban, se emborrachaban, se peleaban y uno aparecía muerto. Así fue como el comisario fue a buscar a la lavandera del primer caso, que ya pasaba a ser sospechosa de esta nueva muerte. 

Esa mujer del bajo era Juana Albornoz (alias) María Isabel Pardo (alias) María la Turria, (alias) María "La Pelada". Habría nacido casi huérfana, y de su casa adoptiva fue echada por mal comportamiento. Desde entonces se dió a la vagancia.

Los cronistas de época la describían así:
- "china flacucha, cerdosa como una potranca, arisca y repelente, de una fealdad agresiva, oliente a chivo"
- "La turria María es uno de esos seres abyectos y repugnables"
- "es una china turria feísima, arrugada, pequeña, con una cara de pichón de golondrina, gran nariz afilada y boca hundida y asquerosa"
- "era imposible tenerla próxima por el olor"

Tiempo después, se comprobó la participación de María en ambos crímenes, y así fue como partió hacia la cárcel en donde heredó el apodo de "La Pelada", porque era tal el mal olor que desprendía que la bañaron y la pelaron.

Fuente: Revista "Buenos Aires nos Cuenta".

Nota: La foto es ilustrativa.

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lunes, 29 de octubre de 2012

CRIMINALES PORTEÑOS:  MARÍA "LA PELADA"

A fines del 1800, la zona del parque Las Heras en Palermo era una tierra bastante agreste, en donde comenzaban a aparecer los primeros ranchos, entre los quemaderos de basura, mataderos, zanjones y pajonales. Esta tierra, cercana al cementerio del Norte y a la Penitenciaría fue conocida comunmente como "La Tierra del Fuego".

En esa zona comenzaron a instalarse los primeros boliches, mezcla de pulperías y bailongos. Vagos, malvivientes y "turrias" (prostitutas), eran los pobladores habituales de esa zona de Buenos Aires. Para demostrar la procedencia brava, el dicho popular era "Hagase a un lao, se lo ruego, que soy de la Tierra' el Fuego". Era una especie de aviso a quien se cruzara, para que después de muerto, uno no se venga a quejar...

Habiendo puesto en contexto, nuestra historia se remonta al 18 de marzo de 1899, en donde los diarios informan sobre el hallazgo de un cadáver. María Isabel Pardo, lavandera, denunció haber visto el cuerpo de un hombre flotando en la orilla. 

El cadáver estaba desnudo y la policía comprobó que presentaba 11 puñaladas, pero una de ellas parecía ser la más desgarradora, de 15 centímetros que dejaba en descubierto las vísceras. La víctima sería "un alcoholista degenerado" según los diarios de época.

La testigo confesó haber estado con su pareja y el muerto. Aparentemente los tres habrían caminado hasta el río, lugar en donde su novio por celos habría descuartizado al ebrio.

Tiempo después de este hecho, el 12 de diciembre de ese mismo año, se lee en el diario La Nación, la crónica de una persona que merodeaba Palermo, que había perdido el uso de la palabra, y que presentaba al parecer una lesión pequeña en la cabeza. Un policía encuentra a esta persona y la traslada a una farmacia cercana en donde muere. Detienen a un hombre llamado Gabino Delgado, quien había frecuentado al muerto junto con "una mujer", y que tenía antecedentes de golpear a sus víctimas en la cabeza con un garrote.

El comisario, relacionó ambos crímenes. En ambos crímenes participaban 2 hombres y una prostituta. En ambos casos caminaban, se emborrachaban, se peleaban y uno aparecía muerto. Así fue como el comisario fue a buscar a la lavandera del primer caso, que ya pasaba a ser sospechosa de esta nueva muerte. 

Esa mujer del bajo era Juana Albornoz (alias) María Isabel Pardo (alias) María la Turria, (alias) María "La Pelada". Habría nacido casi huérfana, y de su casa adoptiva fue echada por mal comportamiento. Desde entonces se dió a la vagancia.

Los cronistas de época la describían así:
- "china flacucha, cerdosa como una potranca, arisca y repelente, de una fealdad agresiva, oliente a chivo"
- "La turria María es uno de esos seres abyectos y repugnables"
- "es una china turria feísima, arrugada, pequeña, con una cara de pichón de golondrina, gran nariz afilada y boca hundida y asquerosa"
- "era imposible tenerla próxima por el olor"

Tiempo después, se comprobó la participación de María en ambos crímenes, y así fue como partió hacia la cárcel en donde heredó el apodo de "La Pelada", porque era tal el mal olor que desprendía que la bañaron y la pelaron.

Fuente: Revista "Buenos Aires nos Cuenta".

Nota: La foto es ilustrativa.

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