viernes, 2 de noviembre de 2012

EL ANTEPASADO DE LAS "VILLA MISERIA"

Mucho se ha hablado del barrio denominado “de las ranas”, o “de las latas” pero pocos saben a qué obedece el origen del mote.

A finales del siglo XIX, el procedimiento de incinerar los residuos que la ciudad acumulaba se hacía al aire libre detrás de lo que hoy es Parque de los Patricios.

Allí acudían gran cantidad de sujetos que se encargaban de revolver los restos desechados en busca de algo útil. De tal manera se fue formando una población compuesta por individuos que merecieron en nombre de cirujas**. Con trozos de madera, latas y zinc recogidos de las basuras que hurgaban, fueron levantando sus viviendas a casi dos metros de altura, para preservarlas de las inundaciones. Para ascender a ellas se valían de una escalera hecha con iguales elementos.



Como el terreno era anegadizo, constantemente se formaban lagunas y charcos, aptos para el desarrollo de las ranas, batracios que solían abundar en los espacios tomados por las aguas; de ahí el nombre de “ranas” que se les dio a los que habitaban el lugar.
La designación de “barrio de las latas” le cupo por la abundancia que había de estas últimas.

Las inundaciones dejaban un saldo desolador a causa de los terrenos anegadizos. A tal extremo, que en cierta ocasión el Club Huracán pudo ser propietario por una bicoca de dos manzanas para levantar un gran estadio. Pero no aceptó.

Por 1914 se produjo una inundación de efectos tan desastrosos, que los botes destacados para auxiliar a la población navegaban prácticamente por encima de las casas sin que los conductores lo advirtieran. Un diputado nacional intentó bajar de un bote, pero no consiguió hacer pie sobre el techo de la vivienda, ya que ésta se hallaba totalmente cubierta por las aguas. También el entonces presidente de la República, Roque Sáenz Peña, llegó hasta Caseros y Boedo y asombrado preguntó cómo era posible que el Río de la Plata estuviera metido tan adentro de la ciudad. Cuando fue orientado de lo que ocurría, se resistía a dar crédito a la explicación.

Hoy el “barrio de las ranas” para las generaciones presentes, parece ser una leyenda.
Con el tiempo, el barrio fue desapareciendo. En 1920 aún quedaban restos de población que la Municipalidad fue desalojando para agruparlos en un sitio tal vez de peor ambiente. Se trataba de un gran corralón, sin habitaciones, por supuesto, y con bolsas de arpillera improvisaban espacios, para que las familias pudieran vivir.

**cirujas: este término deriva de cirujano, a estas personas se las denominaba así, debido al movimiento casi quirúrgico para buscar elementos entre la basura.




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viernes, 2 de noviembre de 2012

EL ANTEPASADO DE LAS "VILLA MISERIA"

Mucho se ha hablado del barrio denominado “de las ranas”, o “de las latas” pero pocos saben a qué obedece el origen del mote.

A finales del siglo XIX, el procedimiento de incinerar los residuos que la ciudad acumulaba se hacía al aire libre detrás de lo que hoy es Parque de los Patricios.

Allí acudían gran cantidad de sujetos que se encargaban de revolver los restos desechados en busca de algo útil. De tal manera se fue formando una población compuesta por individuos que merecieron en nombre de cirujas**. Con trozos de madera, latas y zinc recogidos de las basuras que hurgaban, fueron levantando sus viviendas a casi dos metros de altura, para preservarlas de las inundaciones. Para ascender a ellas se valían de una escalera hecha con iguales elementos.



Como el terreno era anegadizo, constantemente se formaban lagunas y charcos, aptos para el desarrollo de las ranas, batracios que solían abundar en los espacios tomados por las aguas; de ahí el nombre de “ranas” que se les dio a los que habitaban el lugar.
La designación de “barrio de las latas” le cupo por la abundancia que había de estas últimas.

Las inundaciones dejaban un saldo desolador a causa de los terrenos anegadizos. A tal extremo, que en cierta ocasión el Club Huracán pudo ser propietario por una bicoca de dos manzanas para levantar un gran estadio. Pero no aceptó.

Por 1914 se produjo una inundación de efectos tan desastrosos, que los botes destacados para auxiliar a la población navegaban prácticamente por encima de las casas sin que los conductores lo advirtieran. Un diputado nacional intentó bajar de un bote, pero no consiguió hacer pie sobre el techo de la vivienda, ya que ésta se hallaba totalmente cubierta por las aguas. También el entonces presidente de la República, Roque Sáenz Peña, llegó hasta Caseros y Boedo y asombrado preguntó cómo era posible que el Río de la Plata estuviera metido tan adentro de la ciudad. Cuando fue orientado de lo que ocurría, se resistía a dar crédito a la explicación.

Hoy el “barrio de las ranas” para las generaciones presentes, parece ser una leyenda.
Con el tiempo, el barrio fue desapareciendo. En 1920 aún quedaban restos de población que la Municipalidad fue desalojando para agruparlos en un sitio tal vez de peor ambiente. Se trataba de un gran corralón, sin habitaciones, por supuesto, y con bolsas de arpillera improvisaban espacios, para que las familias pudieran vivir.

**cirujas: este término deriva de cirujano, a estas personas se las denominaba así, debido al movimiento casi quirúrgico para buscar elementos entre la basura.




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