domingo, 11 de noviembre de 2012

Personajes queribles:

ERNESTINA Y SU "PRINCIPE ENCANTADOR"

En 1925 el Príncipe de Gales visitó Buenos Aires. La historia cuenta que una señorita se animó a pedirle el pañuelo de seda que su alteza portaba en su gabán.


Tiempo después la revista Caras y Caretas, le haría una entrevista a esta simpática jovencita, pero claro, hubo que investigar ya que nadie sabia las señas particulares de la protagonista ni mucho menos, su domicilio.

La señorita Ernestina Gomez Cadret vivia en Flores, con su familia.
Cuando se presentaron en su casa para preguntarle sobre el acontecimiento, la gentil niña no tuvo inconveniente en contar ese momento:

"...Estaba esa tarde en la Rural con mi madre y unas amigas, muy cerca del príncipe. Reparé en el hermoso pañuelo que lucia en el bolsillo de su gabán.
De pronto paso por mi imaginación la idea de pedírselo. Aposte en broma con mis amigas a que era capaz de hacer eso. Como es natural no me creyeron. Ni yo misma me crei.

Un señor ingles que se hallaba a mi lado, tuvo la amabilidad de escribirme en un papel en su idioma: "Will you give me your handkerchief?" (me daría su pañuelo?) Lei la frase varias veces, presa de gran excitación y pude aprenderla de memoria.

Cuando la comitiva se dispuso a abandonar el palco oficial, aun le preguntaba a mis amigas: "¿Se lo pido o no se lo pido?" me daban bromas que yo no oia.

Vi como en sueños que el principe se iba. Me lance resueltamente. Pude acercármele.
Cuando paso rozando a mi lado, exclame nerviosamente: "Will you give me your... hand... kerchief?" Esta ultima terrible palabra me salio descalabrada.

El principe se paro sorprendido. -"Esta usado", contesto en francés y sonriendo- "No importa, demelo igual"... -le dije yo en castellano, ya sin noción de lo que pasaba. Sentía el peso de todas las miradas.

¡Que papelón si no me lo daba! Pero después de un segundo, que me pareció un siglo, el principe, muy gentilmente se sacó el pañuelo y me lo entregó.
Luego vi que todo el mundo sonreía..."

Un rasgo inocente, muy femenino, que prueba acabadamente lo que puede acontecer entre un principe, una mujer decidida y un pañuelo de seda.

En la foto, la joven Ernestina posando para Caras y Caretas.



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domingo, 11 de noviembre de 2012

Personajes queribles:

ERNESTINA Y SU "PRINCIPE ENCANTADOR"

En 1925 el Príncipe de Gales visitó Buenos Aires. La historia cuenta que una señorita se animó a pedirle el pañuelo de seda que su alteza portaba en su gabán.


Tiempo después la revista Caras y Caretas, le haría una entrevista a esta simpática jovencita, pero claro, hubo que investigar ya que nadie sabia las señas particulares de la protagonista ni mucho menos, su domicilio.

La señorita Ernestina Gomez Cadret vivia en Flores, con su familia.
Cuando se presentaron en su casa para preguntarle sobre el acontecimiento, la gentil niña no tuvo inconveniente en contar ese momento:

"...Estaba esa tarde en la Rural con mi madre y unas amigas, muy cerca del príncipe. Reparé en el hermoso pañuelo que lucia en el bolsillo de su gabán.
De pronto paso por mi imaginación la idea de pedírselo. Aposte en broma con mis amigas a que era capaz de hacer eso. Como es natural no me creyeron. Ni yo misma me crei.

Un señor ingles que se hallaba a mi lado, tuvo la amabilidad de escribirme en un papel en su idioma: "Will you give me your handkerchief?" (me daría su pañuelo?) Lei la frase varias veces, presa de gran excitación y pude aprenderla de memoria.

Cuando la comitiva se dispuso a abandonar el palco oficial, aun le preguntaba a mis amigas: "¿Se lo pido o no se lo pido?" me daban bromas que yo no oia.

Vi como en sueños que el principe se iba. Me lance resueltamente. Pude acercármele.
Cuando paso rozando a mi lado, exclame nerviosamente: "Will you give me your... hand... kerchief?" Esta ultima terrible palabra me salio descalabrada.

El principe se paro sorprendido. -"Esta usado", contesto en francés y sonriendo- "No importa, demelo igual"... -le dije yo en castellano, ya sin noción de lo que pasaba. Sentía el peso de todas las miradas.

¡Que papelón si no me lo daba! Pero después de un segundo, que me pareció un siglo, el principe, muy gentilmente se sacó el pañuelo y me lo entregó.
Luego vi que todo el mundo sonreía..."

Un rasgo inocente, muy femenino, que prueba acabadamente lo que puede acontecer entre un principe, una mujer decidida y un pañuelo de seda.

En la foto, la joven Ernestina posando para Caras y Caretas.



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