miércoles, 21 de noviembre de 2012


TENERLE MIEDO "AL CHANCHO"

El inspector... Es ese señor con fama de ogro que deambula entre los asientos controlando los boletos.
Quizás a alguno de ustedes, (quizás a algún "amigo" íntimo), le habrá pasado tener que esconderse o bajarse antes por la presencia del pica-boletos, cuando uno se pasa de sección o subió sin sacar boleto.

Pero ¿de dónde proviene el temor a los guardas?
La función del inspector surgió de una necesidad: contrarrestar la conducta de algunos mayorales de tranvía (los que cortaban los boletos), que ingeniosamente recogían los boletos usados y los revendían para beneficio propio, llegando a veces a superar con esta actividad lo percibido por su propio salario. Esta maniobra se denominaba "degüello".

Antes de la llegada de los inspectores, las empresas tranviarias ensayaron varias medidas tendientes a evitar estas estafas. Se diseñó una boletera con timbre, que sonaba al tirar del rollo. El pasajero no debía aceptar ningún boleto que no hubiese "sonado" al ser cortado.

Con el tiempo, el "degüello" tendría su eco en el "chiveo", que permitía también una ganancia extra para algunos colectiveros inescrupulosos. Cortado con habilidad, el "boleto chivo" quedaba con la mitad del número, mientras la otra mitad se vendía al siguiente pasajero, y el monto iba a parar al bolsillo del conductor.
 
El inspector se constituyó entonces en el eslabón fundamental entre el vehículo y la administración de la empresa. Fue el encargado de controlar a empleados y pasajeros. A quien cumple con esta incómoda función, se le adjudicó el mote de "chancho"en la jerga colectivera.

A continuación, les dejamos algunas palabras más del diccionario colectivero:

- Chancha: Modelo de colectivo Büssing-N.A.G de aspecto porcino. Aparentemente luego de allí derivaría el término "chancho".

- Afeitar: Retrasarse intencionadamente algunos minutos, para levantar algunos de los pasajeros que le corresponderían al servicio posterior además de los propios.

- Arrugado: Estar atrasado con respecto a su horario, casi pegado al coche de atrás.

- Chancho arrepentido: El chofer que pasa a ser inspector por un tiempo, generalmente por una sanción que le impide manejar.

- Dejar el paquete: Seguir de largo o no parar lo suficiente como para cargar a todos los pasajeros, provocando la queja del chofer que viene detrás.

- Gato o cable: La amiga del colectivero que no paga boleto y generalmente se sienta en el primer asiento.

- Hacer uno y uno: Cuando dos colectivos se atrasan, uno de los choferes propone al otro alternarse para levantar a los pasajeros, para que el más atrasado recupere los minutos con más facilidad.

 

1 comentario:

  1. El SUBE ha convertido al chancho en cosa del ayer. Tengo 45 años y algunas veces he debido presentar mis boletos de colectivos a los chanchos. No solían pedírmelos muy seguido, pero siempre lo tenía a tiro por si subía el chancho y me lo pedía. Ahora el chancho es el lector de SUBE.

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miércoles, 21 de noviembre de 2012


TENERLE MIEDO "AL CHANCHO"

El inspector... Es ese señor con fama de ogro que deambula entre los asientos controlando los boletos.
Quizás a alguno de ustedes, (quizás a algún "amigo" íntimo), le habrá pasado tener que esconderse o bajarse antes por la presencia del pica-boletos, cuando uno se pasa de sección o subió sin sacar boleto.

Pero ¿de dónde proviene el temor a los guardas?
La función del inspector surgió de una necesidad: contrarrestar la conducta de algunos mayorales de tranvía (los que cortaban los boletos), que ingeniosamente recogían los boletos usados y los revendían para beneficio propio, llegando a veces a superar con esta actividad lo percibido por su propio salario. Esta maniobra se denominaba "degüello".

Antes de la llegada de los inspectores, las empresas tranviarias ensayaron varias medidas tendientes a evitar estas estafas. Se diseñó una boletera con timbre, que sonaba al tirar del rollo. El pasajero no debía aceptar ningún boleto que no hubiese "sonado" al ser cortado.

Con el tiempo, el "degüello" tendría su eco en el "chiveo", que permitía también una ganancia extra para algunos colectiveros inescrupulosos. Cortado con habilidad, el "boleto chivo" quedaba con la mitad del número, mientras la otra mitad se vendía al siguiente pasajero, y el monto iba a parar al bolsillo del conductor.
 
El inspector se constituyó entonces en el eslabón fundamental entre el vehículo y la administración de la empresa. Fue el encargado de controlar a empleados y pasajeros. A quien cumple con esta incómoda función, se le adjudicó el mote de "chancho"en la jerga colectivera.

A continuación, les dejamos algunas palabras más del diccionario colectivero:

- Chancha: Modelo de colectivo Büssing-N.A.G de aspecto porcino. Aparentemente luego de allí derivaría el término "chancho".

- Afeitar: Retrasarse intencionadamente algunos minutos, para levantar algunos de los pasajeros que le corresponderían al servicio posterior además de los propios.

- Arrugado: Estar atrasado con respecto a su horario, casi pegado al coche de atrás.

- Chancho arrepentido: El chofer que pasa a ser inspector por un tiempo, generalmente por una sanción que le impide manejar.

- Dejar el paquete: Seguir de largo o no parar lo suficiente como para cargar a todos los pasajeros, provocando la queja del chofer que viene detrás.

- Gato o cable: La amiga del colectivero que no paga boleto y generalmente se sienta en el primer asiento.

- Hacer uno y uno: Cuando dos colectivos se atrasan, uno de los choferes propone al otro alternarse para levantar a los pasajeros, para que el más atrasado recupere los minutos con más facilidad.

 

1 comentario:

  1. El SUBE ha convertido al chancho en cosa del ayer. Tengo 45 años y algunas veces he debido presentar mis boletos de colectivos a los chanchos. No solían pedírmelos muy seguido, pero siempre lo tenía a tiro por si subía el chancho y me lo pedía. Ahora el chancho es el lector de SUBE.

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