domingo, 16 de febrero de 2014

CHUENGA DE BUENOS AIRES


Aunque para algunos era casi un “semi-dios” lo llamaban “Chuenga”

Mítico personaje de Buenos Aires, vendedor de profesión desde los años 30, Chuenga aparecía en cualquier evento deportivo: carreras de bicicletas, maratones, picaditos, festejos patronales, carreras de embolsados, etc. 


Y los domingos, era fija encontrarlo en los estadios de fútbol. Muchos lo vieron en el Luna Park, en inauguración de la cancha de Vélez, en Parque Avellaneda, en Defensores de Belgrano casi como hincha, o siendo asiduo del Gasómetro de Avenida La Plata. Bastaba con gritar “Chuenga” y que el tipo apareciera.

Vendía caramelos que él mismo fabricaba. Era un caramelo blanco amorfo con algunas vetas de diferentes colores, pero duuuro como una piedra! A su invento le puso de nombre "chewing gum", lo que en inglés significa goma de mascar. Pero el nombre original se fue acriollando hasta convertirse en “chuenga”.


Y si uno deseaba comprar sus caramelos, para él daba lo mismo que le pagasen 10 o 50 centavos, la medida clásica era un puñado que sacaba de una gran bolsa.


De pelo naranja y pullovers o remeras llamativas, pregonaba su arte al grito de “chuengaaaaa, chuengaaaa”. Algunos decían que Chuenga había hecho fortuna, o que vivía en un palacio, o que andaba en los mejores autos, o que había vendido por millones su fórmula empalagosa a Estados Unidos…


Lo cierto es que se llamaba José Eduardo Pastor y no era “semi-dios” porque se nos fue en el 84’. Era de Floresta, un tipo sencillo con casa modesta que viajaba en colectivo, pero que supo alegrar y ganarse el corazón de varias generaciones de porteñitos.


Metejon de Barrio manteniendo la identidad porteña!


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domingo, 16 de febrero de 2014

CHUENGA DE BUENOS AIRES


Aunque para algunos era casi un “semi-dios” lo llamaban “Chuenga”

Mítico personaje de Buenos Aires, vendedor de profesión desde los años 30, Chuenga aparecía en cualquier evento deportivo: carreras de bicicletas, maratones, picaditos, festejos patronales, carreras de embolsados, etc. 


Y los domingos, era fija encontrarlo en los estadios de fútbol. Muchos lo vieron en el Luna Park, en inauguración de la cancha de Vélez, en Parque Avellaneda, en Defensores de Belgrano casi como hincha, o siendo asiduo del Gasómetro de Avenida La Plata. Bastaba con gritar “Chuenga” y que el tipo apareciera.

Vendía caramelos que él mismo fabricaba. Era un caramelo blanco amorfo con algunas vetas de diferentes colores, pero duuuro como una piedra! A su invento le puso de nombre "chewing gum", lo que en inglés significa goma de mascar. Pero el nombre original se fue acriollando hasta convertirse en “chuenga”.


Y si uno deseaba comprar sus caramelos, para él daba lo mismo que le pagasen 10 o 50 centavos, la medida clásica era un puñado que sacaba de una gran bolsa.


De pelo naranja y pullovers o remeras llamativas, pregonaba su arte al grito de “chuengaaaaa, chuengaaaa”. Algunos decían que Chuenga había hecho fortuna, o que vivía en un palacio, o que andaba en los mejores autos, o que había vendido por millones su fórmula empalagosa a Estados Unidos…


Lo cierto es que se llamaba José Eduardo Pastor y no era “semi-dios” porque se nos fue en el 84’. Era de Floresta, un tipo sencillo con casa modesta que viajaba en colectivo, pero que supo alegrar y ganarse el corazón de varias generaciones de porteñitos.


Metejon de Barrio manteniendo la identidad porteña!


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